aprende con penelope
Para muchos el adulterio es una línea roja. Lo cierto es que, a pesar de su rechazo social, ocurre y seguirá ocurriendo. Podemos quedarnos en la superficie o comprender los porqués
Lo común es entender la infidelidad como una acción egoísta, ejecutada por un impulso sexual incontrolado, por una venganza o incluso por un acto de maldad. A pesar de la creencia popular, la realidad es que tales casos son la excepción.
Estas explicaciones ofrecen, sin embargo, una sentencia para la persona que se siente traicionada, que encuentra una vía elemental para dar salida a una frustración también lógica y motivada. El problema es que estas convenciones impiden en muchos casos afrontar las razones últimas. Detrás de una infidelidad se pueden esconder móviles psicológicos muy complejos que marcan una crisis y que llevan a muchas parejas a solicitar ayuda psicológica (si es que estas parejas no se han roto ya antes).
Si la decisión es la de seguir adelante, no es extraño que se aborde la construcción de una nueva relación, o su reinvención, con otros valores que sustituyan a aquellos que hicieron que los lazos anteriores fracasaran.
¿Existe algo positivo en todo esto?
En los casos en los que la persona infiel se siente culpable y la pareja se encuentra devastada, como Sociólogo especializado en terapia de pareja y sexualidad, advierto: "Por favor, no pidáis el divorcio. Esto puede ser una oportunidad"
La infidelidad no siempre es mala: cómo el adulterio puede mejorar tu relación de pareja
Es necesario abrirse sexualmente para poder disfrutar realmente del placer en pareja, y el adulterio puede ser una puerta para renovar la pasión en una relación
Afrontar el motivo de una infidelidad es doloroso y puede dejar pasmados a los miembros de la pareja que desconocían los detonantes verdaderos. Por ello, me atrevo a enfrentarme a este delicado asunto desde una perspectiva original y, en parte, poco ortodoxa.
En una relación es necesaria una delicada mezcla entre dos ingredientes: cercanía y distancia
Muchos preferirán quedarse en los argumentos corrientes. Si no puedes perdonar a aquella persona que te hizo tanto daño, quizás prefieras no continuar con estas líneas.
Si, por el contrario, no puedes evitar la curiosidad, sigue leyendo.
A mi lado, pero lejos
“Ni contigo ni sin ti”. Detrás de la frase repetida en tantas canciones de amor, bajo diferentes fórmulas, se esconde una importante certeza: la dificultad de conciliar nuestra realización personal, que nace de nuestro ego, con nuestras necesidades afectivas: “En una relación cada uno de los miembros necesita una delicada mezcla entre dos ingredientes muy diferentes: cercanía y distancia”.
El sexo, los gestos de afecto o incluso las acciones cotidianas compartidas con nuestro compañero o compañera son fundamentales para nuestro bienestar y para nuestra autoestima. De especial transcendencia es también que nuestra pareja tenga acceso a una parcela de nuestro pensamiento y que exista la sensación de que ambos miembros se conocen bien mutuamente.
Es paradójico, pero podemos acabar traicionando a nuestra pareja no porque ya no la amemos, sino porque la seguimos queriendo.
Lo dramático es que, al mismo tiempo, queremos sentir que tenemos un espacio exclusivamente nuestro al que nadie tiene acceso y del que nadie puede hacerse dueño. En definitiva, nuestra vida afectiva es contradictoria y en buena manera frágil
El equilibrio entre ambos componentes es delicado y una oscilación en la relación hacia una cercanía exagerada o hacia una distancia muy marcada puede ser el desencadenante definitivo que lleve al desastre.
La identidad en riesgo
En el primer caso, es decir, cuando la relación se vuelve excesivamente cercana y no queda mucho espacio para el desarrollo personal, está en peligro el "yo" del propio individuo. “En una relación demasiado estrecha podemos llegar a sentir la necesidad de demostrarnos a nosotros mismos que no todo lo que hacemos y toda nuestra existencia es propiedad de nuestra pareja, que somos todavía deseables para el mundo exterior e independientes”.
La autoestima
Qué duda cabe que una manera elemental, instintiva e inconsciente de hacer tangible un deseo similar es el de irse a la cama con una nueva persona. El problema es grave si lo pensamos detenidamente, pues estar inmerso en una relación posesiva amenaza la personalidad del individuo. En estos casos, la identidad acaba diluyéndose en la relación y el subconsciente puede tomar el control para garantizar su supervivencia.
Febrero2022@womanpenelope.es
comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible