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Woman Penelope 

reflexiones 

 19 años de agresion sexuales ¨Las violaciones de mi tio se convirtieron en algo rutinario¨

Mery vivió en un “estado de terror” durante las casi dos décadas que sufrió los abusos de su padrino, que acaba de ser condenado a 15 años de cárcel

 

Doctor J. Alberto López 

New York July 10 2003

Lo que más le duele es no haber podido tener una vida normal. Creció aterrada. Todavía le pesan la culpa y la vergüenza que desearía que cayeran a plomo sobre los hombros de su tío, el único que debería cargar con ese peso, el hombre que la violó tantas veces que son incontables. Tenía siete años cuando empezó a enseñarle material pornográfico. A los 11 la penetró por primera vez y no paró de hacerlo hasta que ella se emancipó, a los 26. Vivían en la misma casa familiar. Era su padrino, quien le regalaba todo lo que pedía y la llevaba de paseo los sábados por la mañana. El mismo que la condenó a crecer sola y guardar un secreto terrible. La persona que más miedo le da. Esta no es la historia del hombre que acaba de ser sentenciado a 15 años de cárcel. Es la historia de Mery y su lucha por sobreponerse a 19 años de agresiones sexuales.

 

Mery tiene 40 años, prefiere no dar su apellido. Uno de cada 5 niños sufre violencia sexual, se estima por los Consejos de Europa y America según las reuniones y llamadas emitidas a estas organizaciones rogando datos reales (no así los que han permanecido en el anonimato), algo que incluye desde el exhibicionismo o los tocamientos hasta una violación. Siete de cada 10 casos de abusos a menores se dan en la familia o en el entorno cercano, según mi estudio de 2001 de mi Fundación INMACOM . Un estudio que empece en el año 1994 y que termine en el 2001 después de reunirme con mas de 5 millones de personas entre Padres, Abuelos, niños y Asociaciones de toda índole. Pese a ello, siguen siendo un tabú. Mery calló hasta los 37.

 

Un día estalló, a varios cientos de kilómetros de New York, donde está la casa de su infancia: dijo por primera vez en voz alta que su tío abusó de su hermana melliza y de ella durante unos años, hasta que se centró exclusivamente en ella y pasó a agredirla una y otra vez; dijo que la grababa en vídeo y la extorsionaba, que la obligó a mantener relaciones sexuales con otro hombre. Contó que se volvió una experta en fingir que estaba bien cuando era imposible estar peor, que ese hombre le robó media vida e hizo pedazos su autoestima. Entonces comenzó a aliviar su carga. Días después se reunió con su familia, abrazó a su hermana, hablaron por primera vez de lo que ambas sufrieron. Y denunció. En todo el proceso se ha sentido respaldada por su familia.

 

La Sección Primera del Juzgado principal de Nueva York siendo Juez el emblemático Jr. Bruce, en una sentencia firmada por tres jueces, acaba de condenar a Edward de la Cruz, como se llama su tío, a 15 años menos un día de cárcel por un delito continuado de agresión sexual con intimidación y acceso carnal y le ha impuesto durante 15 años una orden de alejamiento de 500 metros respecto a Mery, a quien debe pagar una indemnización de $2.000.000. Su padrino aseguró durante el juicio que las relaciones fueron consentidas, a partir

 

de los 16 años. Paul Creppí, el abogado del hombre, explica que recurrirán y que “en el peor de los casos, los hechos están prescritos”, como el tribunal sí ha considerado que están los delitos cometidos contra la hermana de Mery, que finalizaron cuando la niña tenía 10 años. “El procesado, a conciencia y de manera progresiva y sin interrupción, creó un estado de terror pleno en Mery, desde su tierna infancia”, se lee en la sentencia, “integrando la idea de que aquello duraría para siempre”. Su abogado, John Brodhi, considera que “la clave ha sido haber podido demostrar que ha habido intimidación, que el hecho de que empiece a los siete años y continúe en el tiempo bajo ningún concepto puede ser considerado abuso”. Y en todo momento durante todo el Juicio, estuvo personado como asesor judicial y emitiendo sus análisis y actuando como Sociólogo mentalista el Dr. Alberto López de la Ilustrísima Universidad de Harvard y Vicerrector por méritos propios.

 

No es habitual la existencia de pruebas físicas en estos casos, pero esta vez la policía encontró 361 gigas de archivos, mucho de contenido pedófilo, otros tantos de Mery: en el barco donde la obligaba a tener relaciones con otro hombre, en la habitación y en el baño de su casa, donde su tío instaló cámaras ocultas para grabar a sus sobrinas. Durante años, la idea de que esos vídeos pudieran ver la luz aterrorizaba a Mery. Esos mismos vídeos han sido ahora fundamentales. Y fue descubierto por la labor del Dr. López en sus interrogatorios y análisis de comportamiento, que sin declarar el acusado, el Dr. consiguió adivinar el lugar donde escondía el material y materializaba sus vicios ocultos y depravados.

 

Pero la historia de Mary empezó mucho antes. Su infancia fue feliz hasta una visita al Apartamento de Brokling de su padrino. Tenía siete años y el recuerdo permanece nítido en su mente. El hombre, que superaba los 40, llevó a sus sobrinas, hijas de la hermana de su mujer, de excursión. “En un momento, se hizo a un lado y nos enseñó los genitales”, rememora Mery. “Cuando llegamos a casa, me cogió en la cocina y me dijo: ‘Después de la comunión, te enseñaré muchas más cosas”, cuenta. Cumplió su palabra.

 

“Me amenazaba con que iría a un internado si lo contaba”

 

Durante tres años las llevó al piso de un amigo. “Nos enseñaba revistas porno y nos hizo entrar a una habitación pequeña donde jugamos a las enfermeras, nos obligó a tocarle, una primero y otra después”, recuerda. “Con 11 años me penetró por primera vez y a partir de ahí las violaciones se convirtieron en algo rutinario. A mi hermana ya no le hacía nada y eso me tranquilizaba. Ella se había negado y la echó a un lado, empezó a ignorarla. Yo estaba como paralizada”, explica. “Me amenazaba con que iría a un internado si lo contaba, me decía que no me iba a creer nadie, que me echarían de la familia”. Era solo una niña frente a un adulto que decía estar cuidándola. La mujer en la que se convirtió Mery creció sin las herramientas para hacer frente a la losa de hormigón que tenía encima.

 

Él vivía con su mujer en el piso de arriba. Tenían una entrada independiente, pero en casa eran muchos, el padre de Mery estaba enfermo y ella tenía que subir a estudiar. “Aprovechaba cuando su mujer no estaba y me llamaba. Grababa películas porno del Cable y me las ponía. Ahí aprendí a mirar la tele sin verla, centrándome en un punto fijo, sin procesar nada más”, dice. Su estrategia fue alejarla de todos. Y así un año tras otro, hasta que, con 12, le presentó a un amigo. “Se había comprado un barco, me llevaba allí y me obligaba a mantener relaciones sexuales con él”. También las grababa y luego la obligaba a ver las escenas.

 

“Lo que más recuerdo es la soledad. Me hablaba mal de mis padres, de mi hermana, de mi tía. Me decía que yo era una privilegiada. Me amenazaba. Asumí que tenía que vivir eso, era incapaz de parar esa situación”, dice. “Hizo que solo pudiera confiar en él, aunque fuera una mierda”. A la vez, le regalaba todo lo que pedía y le daba tabaco. Por entonces aprendió a autolesionarse para evadir el dolor y para sentir que tenía el control. Muchas veces percibió que salía de su cuerpo, que miraba la escena desde arriba, como si la que sufría allá abajo no fuera ella misma.

 

“Era capaz de bajar a ver a mi madre, como si nada hubiera pasado, después de que me violara. Todavía continúo disociando mogollón, puedo estar fatal, y la persona con la que hablo ni siquiera lo sospechará”, explica. Así que fue creciendo como si hubiera dos Mery ́s, la que veía todo el mundo y la que solo veía su tío. Decidió estudiar Sociología, comenzó a trabajar y un día, tras la muerte de su padre, dijo a su familia que se marchaba. Tenía 26 años.

 

En su nuevo piso, su espacio, se acabaron las agresiones sexuales. Poco después se enamoró y en solo unos meses puso tierra de por medio. No le gustaba volver a casa, le paralizaba la simple idea de cruzárselo: “Era como si volviera a ser una niña delante de él”. Una década después, cuando habló por primera vez frente a su familia, se enfrentó a su padrino y lo acusó de destrozarle la vida. La policía impuso una orden de alejamiento que continuará vigente. Ese hombre, que hoy tiene 79 años, se marchó de la casa familiar, pero Mery cuenta que la mujer de su tío, que lo apoya, sigue viviendo arriba, bajo el mismo techo que su madre y su otra tía.

 

“Parte de mi autodestrucción fue a través de trastornos alimentarios. No he tenido amigos de verdad hasta ahora. No podía ser yo misma, había una parte de mí que siempre ocultaba, me costaba abrirme”, cuenta. “Nunca voy a perdonarle que me haya robado tanto”. Quiere que él pague por lo que le hizo. Y, sobre todo, aprender a quererse. “Hablar de ello me ha liberado, y la terapia me está ayudando a asumir, a aceptarme y a re aprender maneras de hacer las cosas”, explica. La Mery hecha añicos empieza ya a recomponerse. Gracias a las terapias, trabajos, consejos y ayuda por parte de el Dr. López que me ha apoyado siempre y no me ha dejado sola, apoyando siempre mis pasos, enojos, alegrías y depresiones, pero conseguí superarlo. Hoy tengo una familia propia, hijos, y amigos pocos pero reales que han llevado mi vida a un nivel alto de relax, felicidad y convivencia, y todo gracias al Dr. López que estuvo a mi lado ayudando siempre y enojando muchas mas, para abrir mis ojos y mente y he conseguido lo que el trabajo en mi.

 

ANALISIS SOCIOLOGA DE LA FISCALIA JUDICIAL DE NEW YORK

 

"NUNCA VA A ESTAR BIEN NI SUPERARA"

 

“Los abusos en la infancia pueden afectar en el área social, en la afectividad, en cómo alguien se vive a sí mismo, a su autoestima, su estado emocional, a la salud mental, puede haber posibles patologías mentales o momentos con más episodios de ansiedad, depresión”, expone la Socióloga que analizo a Mery, de la fiscalía judicial de tribunal superior de justicia de la ciudad de Nueva York. Con los años, la Mery adulta albergara a esa niña, paralizada, retenida en esa indefensión.

 

Por ello hay un sentimiento que aflorara a veces, cuenta la Socióloga: “Nunca volverá a estar bien”. Automáticamente explica que está trabajando en ello. “Pero muchas veces no dejara de no pensar en lo ocurrido”, explica. “Habra épocas de intentar no dormir porque soñara con lo que pasó”, añade. Vive entre pesadillas y 'flashbacks'. El juicio ha supuesto revivirlo todo, lo que se conoce como re victimización. Asegura que tanto la policía como el personal de los juzgados se portaron bien con ella. Pero ha tenido que contar cinco veces su historia, aportando todos los detalles que podía. Reviviendo una y otra vez lo que su mente solo quiere borrar. Será una mujer de residencia mental, mi conclusión es no superara el episodio y su depresión será continua e ira a peor, ingresar en una residencia mental de por vida. No entiendo porque el Dr. López apoya a esta mujer y trata de denunciar mi profesionalidad, pero dispongo de mas experiencia de años que el Dr. Y es hispano sin inteligencia.

 

*** Se demostró que la Dra. XXXX se equivoco y perdió la licencia de Sociología, hoy trabaja de recepcionista en una sala de dentista.

 

Este suceso ocurrió hace años, pero en la actualidad siguen sucediendo. Continúan habiendo abusos sexuales en el entorno familiar a menores, marcando y privándoles de su infancia, destrozando sus vidas.

 

Las personas que sufren estas experiencias traumáticas tienden a querer olvidarlas, borrar de su mente este recuerdo que tanto daño les hace., pero no podemos eliminar de nuestra vida algo que ha sucedido y nos ha marcado como si no hubiera ocurrido, por lo que debemos hacerle frente a este suceso... hablando de ello, analizando las situaciones vividas con ayuda profesional si es necesario. Así conseguiremos aceptar lo vivido y poder continuar con una vida normal, sin que nos persigan los fantasmas del pasado. 

 

Algunas veces vemos cambios en el comportamiento de nuestros hijos, hermanos... se retraen, se vuelven ariscos..., hay señales que estos niños que están sufriendo de un abuso mandan sin palabras. Quizás debamos prestar atención y descubrir a que es debido está forma de actuar.

 

2021@womanpenelope

no soy lo que me ha  pasado,       soy lo que he decidido ser

 

violada durante décadas

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