aprende con penelope
cuando estés segur@ de ti mism@ y empieces a creer en ti.. ni el cielo será tu límite
Llegué a una ciudad de Europa a mediados del verano para finalizar unos negocios. Soy empresario y viajo por todo el mundo cerrando acuerdos.
Casi siempre acabo pidiendo los servicios de una escort de lujo. Siempre que voy de viaje, busco este tipo de servicios para desahogarme del duro trabajo.
En esta ocasión debía estar dos o tres semanas de viaje, ya que el acuerdo no estaba totalmente cerrado.
Me enteré de que había una orgía con escorts de lujo, a la que no podía faltar… Era muy especial, porque los invitados debían ser VIP y, por tanto, sería mucho más glamurosa que una orgía convencional.
Me lo imaginé a lo Eyes Wide Shut. Y todo ello sería en un castillo. Sería lo máximo como experiencia sexual.
La fiesta contaba con dos partes: una con la cara cubierta de una máscara y otra sin ella. Y los hombres debían entrar con pareja.
Por eso contraté a una escort de lujo. Era una italiana guapísima. Una de esas chicas explosivas que atraen todas las miradas, incluso de las mujeres heterosexuales. Y es que tenía unas curvas de infarto que sugerían un cuerpazo de escándalo. La contraté mediante la agencia Afrodita de la ciudad. Y desde luego no me arrepiento…
Vino a recogerme al hotel. La describo, porque no tiene desperdicio… Era una chica de 1,70 cm, con las piernas muy largas. Era la típica chica italiana de ojos preciosos, pelo castaño y una boca sensual de labios carnosos.
Recuerdo que el carmín brillaba al contraluz. Sufrí mi primera erección inmediatamente al verla. Pero lo mejor era que esa chica estaba dispuesta a todo y era increíblemente divertida.
Además rebosaba una vitalidad muy sexy. fuimos al coche y fuimos al pueblo, donde se situaba el castillo de la orgía.
Nosotros nos sentamos atrás, mientras un chofer nos llevaba al destino. Durante ese tiempo el morbo era increíble.
Hablamos de nuestras vidas profesionales, casi para romper el hielo. Pero a ella le daba igual, estaba acostumbrada a tratos más fríos.
Le acaricie despacio las piernas y subí con delicadeza. Pero en ese momento hizo algo que me dejo cachondísimo…
me cogió la mano y la llevo a su boca. Me chupó los dedos mirándome a los ojos. Entonces metió mi mano en su coño…
No llevaba ningún tipo de anticonceptivo. Lo tenía depilado, suave y limpio. Y todo eso mirándome sin parpadear, casi con una mirada inocente.
Y es que en momentos como este, cuando realmente disfruto de escorts profesionales. Se les nota que les gusta, que disfrutan del sexo. Se nota en sus gemidos. Puede que cobren por este tipo de servicios, pero lo hacen por que les gusta y eso consigue que la experiencia sea sublime.
Aunque hay que reconocer que no todas las chicas tienen tanto fuego dentro…
Después me llevó la mano a su pecho y los sentí firmes, debajo del vestido. No los tenía muy grandes, lo justo para que pudiera agarrarlos y notar todo su contorno.
Era una Diosa que estaba ahí, ante mí, para regalarme el mayor polvo de mi vida.
Se quitó la ropa, me apartó las manos y se montó encima de mí. No podía tener la polla más erecta. Encima me colocó las tetas sobre la cara. Se desnudó…, no podía disfrutar más del momento.
A todo esto con el chófer conduciendo, como si se tratara de uno de esos vídeos que hay por Internet de cámara oculta…
No lo podía ni creer. Le chupé las tetas, parándome en sus pezones rosados. Ella también estaba al borde del orgasmo, sin haber empezado con su clítoris. Pero apenas faltaban 15 minutos para llegar al castillo. No podíamos demorarnos mucho.
Entonces me abrió la cremallera de los pantalones, sacó mi polla y empezó a chuparmela. Recorrió mi polla con su lengua, desde los huevos al glande. Lo hizo primero suave, pero cuando entendió que aumentaban mis pulsaciones, se la metió hasta el fondo y absorbió…
Uff No dejaba de mirarme. Era su especialidad. Y es que con esos preciosos ojos mirándome y esa boca, que hacía un morrito al chupar, que me hizo enloquecer de placer.
Pero después se la sacó de la boca, para seguir masturbándome mientras sacaba la lengua ávida de morbo… wow, no pude más y me corrí.
Esa imagen me mató. Y lo que pasó fue aun mejor. El semen salpicó por toda su cara y boca. Ella se lo dejó caer por la comisura de sus labios, para después recogerlo con la mano y volver a metérselo. ¡Y se lo trago!
Se aseguró que no le quedaba ni una gota por su hermosa piel. Se lo quitó con la mano. Se vistió, se arregló un poco y sonrió. ¡Ya habíamos llegado!
Pero claro, después de eso ya nada de lo que pudiera ofrecerme la orgía podría mejorarlo. La noche ya había sido perfecta.
octubre2024@womanpenelope.es