aprende con penelope

Woman Penelope 

experiencias basadas en hechos reales

No hay silencios sin sentido, sino mentes que no saben interpretar. En un silencio cabe todo lo que no alcanza a decirse.             

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Mi vecina resultó ser diferente a su apariencia

 

La señora Isabel es una vecina viuda de 65 años, por su forma de ser y vestir nada que me atrajera mi atención, callada con pocas relaciones con los vecinos, no tenía más relación que el saludo protocolario si nos encontrábamos  por las escaleras, vivía con un hijo soltero tan parado o más que su madre, nada hacía presagiar lo que más adelante ocurriría.

 

Todo comenzó de una forma casual, ella tenía la costumbre de salir a pasear todos los días a primera hora de la mañana, igual que yo, casi nunca coincidimos, hasta que cambie de ruta y empezamos a encontrarnos muy a menudo, los primeros días tan solo eran saludos sin más y cada uno a su marcha, poco a poco ya empezamos con pequeñas conversaciones y empecé a verla más abierta, como vivimos en la misma casa, le propuse quedar a una hora para ir a caminar juntos, me dijo que se lo pensaría y ahí se quedó la cosa. Esa misma noche llamo al telefonillo para decirme a la hora que saldría a pasar.

 

A la mañana siguiente, la esperé en la puerta de la casa, cuál fue mi sorpresa que al salir me dio dos besos en la mejilla, me sorprendió tanto que no supe reaccionar, durante el paseo no paró de hablar, de su vida, de sus hijos y de lo sola que estaba y que se sentía, ahí comenzó a pasarme por la cabeza la idea de ayudarla a salir de esa situación, empecé a fijarme más en su cuerpo en sus enormes tetas y su hermoso culo que tenía, que ella disimulaba con amplios vestidos. Los días iban transcurriendo y cada día íbamos teniendo más confianza el uno con el otro, le comenté lo de su forma de  vestir, la sorpresa vino unos días después cuando apareció con un chándal ajustado, ese día los besos en las mejillas  se los di yo lleno de deseo, nuestras conversaciones se hicieron  cada vez más íntimas, me confesó que su matrimonio fue un desastre , su marido se limitaba a penetrarla,  ella abría las piernas y cuando él terminaba rápidamente se daba la vuelta y a dormir, rutina que se repetía muy de vez en cuando,  no sabía lo que era una caricia y mucho menos lo que era un orgasmo, nunca le habido sido infiel y que no había tenido ninguna relación más.

 

Le tomé las manos y le di un beso en los labios, ella me apretó las manos y se puso a llorar, me confesó que era la primera vez que sentía algo especial y que no sabía nada del sexo, además que su hijo vivía con ella y casi nunca salía de casa. Los siguientes paseos ya fueron diferentes, poco a poco cuando estábamos alejados de la casa nos cogíamos de las manos, las miradas eran distintas, comenzamos con alguno que otro beso cada vez con más deseo, le enseñé a usar la lengua y cada vez eran más profundos, acariciaba sus tetas y su culo por encima de la ropa y me confesó que llegaba a casa mojada.

 

Los dos teníamos unas ganas locas de follar pero quería que fuera en su casa, que se sentiría mas cómoda, así que comenzamos a pensar la forma de deshacernos de su hijo, tuvimos la suerte que una de sus hijas se iba con su familia a la playa y se fue con ellos.

Llegó el día tan esperado, al subir a su casa el corazón me latía a cien por hora y mi pija comenzaba a despertarse, me abrió la puerta rápidamente para que ningún vecino me viera, llevaba un albornoz nada sexi, cerrado casi hasta el cuello, la verdad que casi me quita todas las ganas, pero me dio su primer beso y la cosa cambió, había sigo buena alumna y su lengua la metió hasta casi la campanilla, la abracé fuerte y mis manos en sus nalgas, comencé a besarle suavemente el cuello, las orejas y se fue relajando un poco y comenzaron los suspiros, estaba muy nerviosa y no sabía qué hacer, así que se dejó hacer.

 

Nos fuimos al salón había preparado café, entre sorbo y sorbo miradas y abrazos,  para quitar tensión comenzamos hablar de lo guapa que estaba, se había maquillado, me dijo que había dormido muy poco y que estaba muy nerviosa, la besé suavemente y comencé a susurrarle en el oído y chuparle el óvulo de la oreja a acariciarla por encima, ella me abrazaba torpemente , cuando estaba más relajada comenzó a sentir calor le ayudé a desabrochar poco a poco el albornoz, de repente aparecieron sus enormes tetas con sus pezones pidiendo guerra, los besé por encima del sujetador mientras mis manos iban bajando hasta encontrar sus bragas que ya estaban un poco húmedas. Ella con los ojos cerrados cada vez suspiraba más fuerte.

 

 Le quité el albornoz y la dejé en sujetador y en bragas, intentó desnudarme con poca fortuna y al rozarme el pene notó que ya mi pene estaba erecto, me termine de desnudar y cuando lo vio puso una cara de asombro, nunca había visto otra más que la de su marido y que la mía era más grande y gorda, me pregunto que si lo podía tocar y la acarició suavemente con temor

La tomé de la mano y nos fuimos al dormitorio, ella con mi pene en la mano y yo en su culo, la desnudé y ella instintivamente puso sus manos en su peludo coño, de nuevo me pidió perdón porque todo esto era nuevo para ella. Le quite las manos y pase mi lengua por su raja, era abultada, al sentirla tuvo un sobresalto y un gemido porque nunca le habían lamido su coño, la tranquilicé y la puse encima de la cama y comencé a chuparle sus tetas y mordía suavemente sus pezones que creían cada vez más, ella se dejaba hacer solo gemía, poco a poco fui bajando hasta llegar de nuevo a su raja, le abrí las piernas para que me manejara mejor, y mi lengua comenzó a besar sus muslos, sus labios vaginales, y a buscar su clítoris hasta que me encontré con el botoncito bien duro al que ataqué sin compasión, cada vez notaba más humedad en su cuevecita, y mis manos seguían jugando con sus pezones, pasó un buen rato hasta que comenzaron las convulsiones y un grito que casi me asusta cuando noté como se venía, toda la boca llena de sus líquidos, era su primer orgasmo.

Salí de su coño y la bese en la boca, me abrazó hasta casi dejarme sin respiración y unas lágrimas llenaron su cara, estaba casi desencajada y a la vez sus ojos brillantes, me dijo…

 

— me has hecho mujer

 Yo le contesté

— Esto solo ha hecho más que empezar lo bueno comienza ahora

 

Nos abrazamos de nuevo y tomo mi pija y la comenzó acariciar me confeso que no se la había tocado a nadie, ni a su marido,  era hora de enseñarle, al principio lo hacía con miedo pero poco a poco se iba soltando y más como veía que iba creciendo, si no había tocado ninguna pija menos la habría chupado pensé así que con delicadeza, le insinué que si me la quería mamar, al principio no lo tenía nada claro, primero pasó su lengua despacito, después unos besos en el capullo hasta que por fin se la metió en la boca, era torpe pero yo la animaba, tenía miedo a tragarse toda mi lechecita, con mi polla casi a punto volvimos a besarnos y a comerle sus tetas pezones incluidos y mis dedos jugando en su rajita cuando me dijo…

 

— Métemela que quiero ser tuya

 

Puse mi pija en su rajita y empecé a recorrerla, abrió sus piernas y las puso en mi espalda, me aviso que despacio que hacía mucho tiempo que nadie la había penetrado, le metí el capullo y noté lo que me había dicho, así que poco a poco se la metía un poquito más, gemía, suspiraba hasta que estuvo toda dentro y me paré para que su coño se adaptara, mientras le seguía comiendo sus pezones, al rato comenzó a mover el culo como queriendo más, y comencé un mete y saca, al principio despacio y dándole cada vez rapidez ya se la podía meter y sacar sin apenas dificultad, se movía, jadeaba  apretaba con sus rodillas, con sus manos en mis caderas, pare un momento y le hice poner encima para que ella se metiera mi verga y comenzamos a cabalgar ya sin inhibición  metiéndosela toda hasta que gritó…

 

— Me vengo, me vengo, sigue así métemela toda hasta los huevos, quiero tu leche dentro de mí.

 

Estaba fuera de sí, todas esas sensaciones eran nuevas para ella, yo también a punto de explotar así que aceleré mis penetraciones hasta que la llene con mi semen, su chocho era una mezcla de jugos suyos y míos, los lamí y se los di a probar, cosa que le gustó. Estaba exuberante relajaba y feliz, por fin había sabido y sentido lo que es tener sexo.

 

Los dos en la cama relajaditos abrazados, cuando me dijo lo feliz que se sentía, que era una mujer nueva y me volvió a besar.

Después de quedarnos extenuados de tanto follar, nos fuimos a la ducha donde le enseñé hacerse una paja, costó un rato pero al final se corrió, estaba cansada pero alegre y feliz y ansiosa por repetir nuestro amoroso encuentro.

 

Seguimos con nuestros paseos mañaneros y planeando cuando podríamos estar nuevamente juntos, sólo de pensarlo nos poníamos bien calientes. Se estaban aproximando las vacaciones y mis hijos se irían a pasar unos días con su madre, eso significaba que tendríamos vía libre para nuestros encuentros.

El día que mis hijos se fueron con su madre le mandé un mensaje y rápidamente me contestó que ese día no podía que lo dejáramos para otra ocasión que ya me avisaría. Transcurrieron varios días sin tener noticias hasta que recibo un mensaje…

 

— Mañana quiero ser tuya

 

Me dio un vuelco el corazón, por un momento creí que se había arrepentido, que larga se me hizo la espera, esa misma noche me hice una paja en su honor.

 

Al día siguiente estuve pendiente hasta que a mitad de mañana suena el telefonillo, era ella, rápidamente abrí la puerta para que entrara sin llamar a mi casa y la sorpresa fue enorme no parecía ella, recién salida de la peluquería, suavemente maquillada, con unos labios rojo pasión, una blusa blanca un poquito escotada dejando entrever el canalillo de sus tetas y una falda ajustada que remarcaba su culo.

Esto es por ti, me dijo mientras me besaba, agarré fuertemente sus nalgas,  nuestras lenguas se fundieron  y nuestros pechos se juntaban, sus pezones comenzaban a ponerse duritos y los pellizqué sobre la blusa, después de una buena sesión de arrumacos, sobarnos y acariciarnos la llevé al dormitorio, me quede un rato admirando su transformación hasta que le pedí que se desnudara lentamente para saborearla, comenzó por su blusa al quitársela apareció un sujetador semitransparente y sus pezones color café luchando por salir, luego la falda llevaba unas braguitas tipo tanga donde sobresalía su monte de venus, se acostó en  la cama, mientras yo me quité la camisa y el pantalón y me puse encima de ella.

 

Comencé por acariciar todo su cuerpo, desde la cabeza a los pies quería saborearla toda entera sin dejar ni un poro de su cuerpo sin lamer, la hice que se diera la vuelta y pase mi lengua desde la nuca pasando por su espalda hasta su culo, resoplaba y gemía y siempre repetía  esto no lo había hecho nunca pero que le gustaba mucho, la volví a girar y le quite el sujetador y las bragas y ella me quito el calzoncillo, y ataqué sus tetas y pezones mientras agarraba mi pija pajeando suavemente y comenzó a besar todo mi cuerpo, después de degustarnos mutuamente baje hasta sus pies chupando sus dedos, para subir por sus muslos hasta su conchita donde introduje dos dedos buscando su clítoris, una vez encontrado comencé a lamerlo, Isabel comenzó a gemir agarro mi cabeza para que no saliera de ahí después de un buen rato me tumbe en la cama boca arriba para dejarla que ella participara.

 

Al principio se quedó parada no sabía qué hacer, hasta que comenzó a lamerme comenzando por mis pezones bajando hasta mi pene que empezaba a ponerse tieso, lo tomó con suavidad y con sus manos comenzó una suave paja, la animé a que siguiera me miró y fue incrementando el ritmo hasta que se puso tieso como un palo, la puse sobre la cama y acomodé mi pene entre sus tetas y comencé un mete y saca, el capullo tan apenas sobresalí en sus dos enormes pechos, de vez en cuando lo sacaba para golpear sus pezones  que estaban erectos y duros y retomaba la cubana, para Isabel todo esto eran nuevas sensaciones, era ella quien apretaba sus tetas para sentir mejor la picha, la saqué de esas moles y se la puse junto a la boca, al principio dudo un poco pero enseguida la abrió y comenzó a chupar la cabeza del capullo después un poco más hasta que empujando mis nalgas fue acelerando el ritmo, ya le había perdido el miedo y le gustaba, se la sacaba de la boca la lamia toda y se la volvía a meter …

 

—“uhm que rica  me gusta”

 

yo a punto de correrme, se la saqué de la boca y comencé a saborear de nuevo sus tetas y pezones y mis dedos en su raja frotando a su clítoris hasta que los susurros se convirtieron en gritos señal que estaba a punto de correrse, mi lengua sustituyó a mis dedos y comenzaron los espasmos, los gemidos y resoplidos, movía su culo y sus manos en mi cabeza con tanta fuerza que casi no me dejaba respirar hasta que pegando un grito se desplomó, mordiendo sus labios y los ojos cerrados tuvo su primera corrida, me puse a su lado para que descansara un poco y que saboreara el orgasmo que había tenido, me abrazó y me llenó de besos.

 

Cuando se recuperó un poco me agarró la picha hasta ponerla dura, se subió encima y se la fue metiendo en su raja despacio sintiéndola como entraba cuando la tuvo toda dentro comenzó a bambolearse, hacia delante y hacia atrás mientras mis manos tenían agarradas sus tetas. Después de cabalgar un rato la puse a lo perrito y penetré de un tirón, es ella quien con su culo me follaba, sacaba el culo y lo metía para que mi polla entera y saliese cada vez con más fuerza, separé sus nalgas y apareció el agujerito de su culo y con los dedos comencé a acariciarlo notando como va reaccionando aunque se asustó un poco, dos cachetes en sus nalgas la volvieron a meter en faena, la puse de costado y la seguí follando, me avisó que quería mi leche así que cambiamos de postura para verle la cara, y comenzaron sus espasmos, esta vez con los  ojos abiertos y morreándonos como posesos y gritó…

 

— más,  más.. méteme la hasta los huevos, lo quiero todo

 

ya me dejé llevar y un chorro de leche inundó sus entrañas, dos sacudidas violentas y más gemidos anunciaron su orgasmo, la saqué de su chocho y se la metí en su boca para que limpiara mi tranca y saboreara mi semen, aplicada no dejó rastro de los fluidos, nos abrazamos nos besamos suavemente recorriendo nuestros cuerpos hasta quedarnos dormidos.

Cuál fue mi sorpresa cuando medio adormilado sentí un calorcito en mi pija, abrí los ojos y vi a Isabel como se la estaba comiendo y me dijo picarona…

 

— “hay que empatar tu uno y yo dos, además quiero más leche que me ha sabido a poco”

 

mientras se metía un huevo en su boca y siguió chupando hasta que explotó en su boca.

Los dos tendidos en la cama agotados, la edad no perdona, relamiendo los placeres que nos habíamos dado, su cara en mi pecho y su mano jugueteando con mi pija, feliz y alegre me contó todas las nuevas sensaciones que había tenido, no se podía imaginar que fuera tan rico, que se sentía una mujer nueva, cuando sonó su móvil, era su hijo preguntando donde estaba que ya era la hora de comer, después de un improperio comenzó  a vestirse le dije que si nos vamos a la ducha a lo que me contestó que quería oler a su hombre, después de descansar un rato me fui a la ducha a pensar en nuestro próximo encuentro.

 

noviembre2023@womanpenelope.es