aprende con penelope

Woman Penelope 

experiencias basadas en hechos reales

Una obra de arte no pierde su valor cuando el museo esté cerrado.

Cree en ti

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una encerrona

 

 

Llevaba mucho tiempo sin salir, trabajo casa y casa trabajo. Termine de trabajar sobre las dos de la tarde, no tenía que regresar hasta el día siguiente ya que tenía turno de mañana. 

 

Me decidí a ir a un bar restaurante que estaba justo al dado de mi trabajo, era de un amigo al que conocía más de treinta años, éramos confidentes él conocía mis secretos y yo los de él o eso creía yo. Era un negocio familiar donde también trabajaban sus hijos.

 

Entre por la barra y me dirigí a la cocina donde estaba mi amigo Pedro, siempre entraba por ahí, estaba como en mi casa. Le di dos besos como siempre y dijo que fuéramos a la barra a tomar un vino, sirvió dos vinos, uno blanco de rueda para mí y uno rosado de navarra para él. Brindamos y tomamos un sorbo, en ese momento vino la hija que estaba de camarera y me dijo que me invitaban al vino un chico que estaba en la mesa con un par de amigos. 

 

Gire la cabeza y miré, era un chico que me había presentado Maria que es como se llamaba la hija de mi amigo Pedro. Le dije que le diera las gracias y seguí hablando con su padre. Entonces llamaron a la cocina a Pedro y me dijo que sentara o pasara a la cocina con él. 

 

Me senté en la barra a esperar a que Pedro saliera y terminara su vino, en ese momento llegó Maria de nuevo y me dijo que los chicos me invitaban a su mesa, le dije que no, que esperaba a su padre y después de tomar el vino me iba a casa a descansar. 

 

Ella me animaba a que me sentara, que habían pedido aperitivos y así picaba con ellos, que total no tenía nada que hacer, salió Pedro y me dijo lo mismo, que lo pasaría bien. El caso es que me convencieron y me senté, Maria se encargaba de que tuviera la copa de vino llena, le decía que no me sirviera más pero ella decía que aprovechara el momento.

 

Apenas había comido y los vinos, mi cabeza pronto se relajó. Después Juan que era el chico que me había invitado dijo que fuera con ellos a comer, había encargado una paella de marisco y había para todos. Dije que no pero ante la insistencia de todos, acepté....

 

Que había de malo en ello, me vendría bien relajarme y distraerme un poco. Llevaba unos meses separada y apenas hablaba con nadie a no ser que fuera de trabajo.


En la comida se sentaron una chica y un chico más, trajeron aperitivos, más vino, no sé cuántas botellas sirvieron y yo bebía sin pensar. Llegó la paella y apenas tenía apetito, comí el plato que me sirvieron y nada más. 

 

Sobre las cinco de la tarde, empezaron a despedirse para regresar al trabajo, yo dije que también me marchaba y Juan dijo que prisa tenía, le dije que ninguna solo quería descansar y dijo que porque no tomábamos una copa en otro lugar. 

 

Después de un rato en que yo decía que no, él que si, pensé....

porque no, debe ser un chico serio por el cargo que tiene en una Asociación muy importante en el pueblo, además esta casado.


Fuimos con su coche a un pueblo cerca del nuestro, tomamos una copa en un pub con música en vivo. Lo estaba pasando bien, Juan me aviso para tomar un chupito, la camarera miraba y me animaba a tomar. 

 

Ahora se que no debí tomar el tequila, a partir de ese momento no recuerdo los que tomamos. Seguimos la fiesta, bailando, bebiendo, perdí la noción del tiempo. Miré hacia afuera del local y vi que estaba oscureciendo y le dije a Juan que debíamos marcharnos. 

 

De camino al coche pasamos por una feria y el caso que me vi subiendo en todas las atracciones, cuando salimos de aquel lugar mi cabeza estaba como en una nube. Juan me cogió de la mano y cruzamos la carretera. De pronto me encontré en la recepción de un hotel. 

 

No supe reaccionar, no supe decir no, no era consciente de lo que pasaba. Llegamos a la habitación, me desnudé y me metí debajo del grifo de la ducha un buen rato hasta que llego Juan con una toalla y me envolvió en ella. 

 

Recuerdo que me miraba y iba diciendo que cuerpo tenía, con dos hijos y no tenía ni una estría de camino a la habitación. 

 

De repente estaba tumbada en la cama desnuda, él estaba desnudo y se puso de rodillas frente a mi. Le miré y vi la polla más grande que he visto jamas, no de larga que debía tener unos dieciocho cm. Pero con una circunferencia de una pelota de tenis. 

 

Me cogió de las piernas, me las abrió y las levantó, llevándome hacia él, yo sin moverme le miraba y de pronto se cogió la polla y la apunto a mi vagina, se iba moviendo despacio, yo estaba seca y le costaba entrar. Intente relajarme y poco a poco me fui excitando, era una sensación de estar llena. 

 

Aquella polla cubría cada centímetro de mi vagina, se movía despacio y noté como mi coño se iba mojando, mis pezones se erizaron y él empezó a acelerar sus movimientos de cadera, metiéndome su polla por momentos con más fuerza. 

 

Ahh, me hizo daño.... se lo dije. Le dije que no quería seguir, que estaba mareada, entonces él dijo que no podía quedarse así y yo solo supe decirle que se diera prisa. Empezó a empujar su polla contra mi coño entre gemidos, por momentos elevaba el tono y yo aguantando sus embites, cerré los ojos y empecé a gemir como en las películas para que se excitara más y acabara. Y así fue, noté como su polla se puso más dura y empezó a gritar, diciendo que buena estaba, que dulce y como estaba de cachondo. Yo miraba hacia la terraza pensando en que la gente que pasara por la calle o los vecinos de las otras habitaciones le iban a oír y de pronto dio un último grito y paró. 

 

Se tumbó junto a mi en la cama diciendo lo bien que se había quedado y yo me levanté y fui de nuevo a la ducha. Me lave bien el coño, como intentando borrar lo que había sucedido y sentí unas ganas locas de salir corriendo. 

 

Regresé a la habitación y empecé a vestirme, entonces Juan me propuso que me quedara en el hotel, que por la mañana a primera hora vendría a buscarme y desayunábamos juntos y después me llevaría al trabajo. 

 

Le dije que no, que debía ir a casa para descansar y cambiarme de ropa, él insistía pero yo me sentía enfadada conmigo misma. Debió de notármelo y me llevó a coger mi coche. 

 

Nos despedimos y me fui a casa. 

 

Desde ese momento él solía venir a mi trabajo con diferentes excusas y hasta un día vino con su mujer y su hija para presentármelas. No entendía ese comportamiento y con que fin pero no me sentía cómoda con aquello pero nunca se lo dije. 

 

Empecé a salir con un chico y la relación iba cada día mejor hasta que un día empezaron las llamadas anónimas al teléfono de mi pareja con amenazas y hablando cosas muy feas de mi.

 

 

mayo2024@womanpenelope.es