aprende con penelope

Woman Penelope 

 Experiencias Basadas en Hechos Reales

nunca es tarde para marcarte otra meta  o tener un nuevo sueño

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soy extremadamente morbosa por naturaleza

El hecho de contar lo que voy a contar lo hago por dos cuestiones, la primera es porque soy extremadamente morbosa por naturaleza y porque además es una manera de hacer catarsis quizás buscando refugio por algo de lo cual no me siento orgullosa pero que me es imposible contener. 

 

Me llamo Patricia, tengo 35 un cuerpo muy deseable y fui madre precoz a los 17 años fruto de una violación intrafamiliar de la cual no diré nada más. Tuve un varón a quién críe junto a mi abuela con quien vivía desde que tuve a Juan, así se llama mi hijo.

 

Mi abuela fue el sostén por unos años hasta que falleció cuando Juan tenía 12 años. Yo heredé su casa y vivo con mi hijo allí hasta el día de hoy. Tenía que trabajar para criarlo y una niñera me lo cuidaba hasta que a los 16 años pude dejarlo solo. Juan siempre fue un niño retraído, yo jamás le conté de qué forma llegó al mundo, le dije que su padre había sido un amigo que se fue del país y no regresó más. Luego de fallecer mi abuela Juan se retrotrajo aún más y solo iba a la escuela, no tenía amigos y se la pasaba todo el día en la habitación.

 

Mi vida amorosa jamás se la oculté y todos mis amantes los llevaba siempre a casa y para Juan era normal que su madre tuviese casi siempre “amigos nuevos”. Una noche de descuido dejé abierta la habitación y encontré a Juan parado en la puerta en la penumbra mirando cómo estaba follando totalmente desnuda en mi cama con un tipo. Al día siguiente hable con él y le explique algunas cuestiones para que entienda que su madre era una mujer que no tenía compromisos y el derecho a acostarse con quien quiera.

 

Obviamente le pedí disculpas por mi descuido y quedó todo allí. A partir de ese día el trato con Juan cambió radicalmente, se mostró más abierto a mí y ya no tenía tanto prejuicio ni cuidados, por ejemplo los días de calor ambos íbamos y veníamos dentro de la casa en ropa interior sin que ello representara vergüenza para ambos y en varias ocasiones, no por situaciones buscadas sino por descuido, nos encontramos desnudos en alguna parte de la casa o en el baño y en lugar de ruborizarnos yo siempre le hacía chanzas con el tamaño de su pene que le iba a traer mucha fama entre las chicas. La verdad Juan tenía un pene grande y gordo, un poco desproporcionado a su cuerpo delgado y poco atlético.

 

Nunca hablábamos de sexo y jamás vi que Juan haya traído alguna chica de la escuela a casa o salido con alguien, mas no me preocupé porque algunos chicos tardan en “despertar”. De hecho el tema que no saliese de noche, era para mí un problema porque Juan sentía mis gemidos ya que ambas habitaciones era contiguas y cada vez que llevaba un hombre a casa él se transformaba en un eventual testigo de la cabalgata sexual de su madre, para colmo yo soy muy expresiva y gritona a la hora de hacerlo. Una mañana mientras Juan estaba en el cole puse a ordenar mi armario y noté cierto desorden donde guardo la lencería y observé una de mis tangas manchadas con esperma seco. Yo tengo la costumbre después de follar de llevar a la ducha mis bragas y lavarlas en el baño, jamás dejaría una tanga sucia en mi cajón.

 

Salvo Juan, otra persona no entraba en la casa por lo cual deduje al instante que mi hijo se masturbaba con mis bragas pero nunca pensé que lo hacía inspirándose en mí, cuestión que pude descubrir más adelante. Juan empezó como a buscar oportunidades para verme desnuda o mientras me cambiaba, y fue allí cuando empecé a sospechar que a mi hijo algo raro le pasaba. Comenzó a tratar mal a mis amantes, cosa que jamás había hecho y sus celos hacia mí se mostraban abiertamente. 

 

Una noche recurrí a un dildo para auto satisfacerme porque venía con más de una semana de abstinencia sexual debido a que por razones laborales no pude establecer contacto con mi eventual amante y exploté en un gemido mientras me corría sin darme cuenta de que Juan podía oír, y de hecho lo hizo. Entró a mi habitación enojado pensando que yo estaba con alguien y me alcancé a cubrir con la sabana, no obstante parte de mi desnudez no la pude cubrir. Enseguida me cubrí bien y Juan se arrimó al borde de la cama pidiendo disculpas, expresándome su disconformidad con mi vieja costumbre de llevar hombres a mi casa. Hablamos un rato y nos reconciliamos una vez más. Abracé a Juan y él me pidió de quedarse en la cama como cuando era niño, salí desnuda envuelta en la sabana, fui hasta el cajón y llevé un sostén y una braga al baño a los efectos de estar mínimamente presentable.

 

Cuando intento ponerme la braga encuentro que Juan se había vaciado sobre ésta una vez más. Y fue allí cuando empecé a dudar sobre la propuesta de mi hijo de acostarse con su madre con la excusa de recordar su niñez. Me preguntaba ¿si él se masturba, lo hará pensando en una amiga, chica de la tv o lo haría por mí? Esa duda me despertó el morbo de manera tal que fui nuevamente a la habitación y me presenté sin una bata, solo con el sostén que resaltaba mi abundante busto y la tanga hilo dental para medir sus intenciones; antes de darse vueltas él me miró como nunca lo había hecho y me di cuenta que su bulto crecía a medida que me exponía delante de él. Una vez que me miró desde los pies a la cabeza se dio vueltas para un lado y yo para otro intentando dormir pero esa tanga sucia de semen me subió el morbo y pensaba en una reacción de mi hijo y yo dejándome llevar por esa situación.

 

Sin saberlo y agobiada por ese pensamiento sentí de repente un leve remesón en la cama producto de que mi hijo estaba masturbándose al lado mío. ¡Juan! Exclamé mientras prendía la luz de inmediato y se reveló ante mí el cuerpo de juan con el bóxer por la rodilla y esa enorme verga dura medio mojada. Juan se tapó con la sabana instintivamente y se sonrojó. Yo le pedí que si quería masturbarse que lo haga en su habitación, pero mientras le hablaba no podía yo dejar de mirar su verga que seguía como una estaca levantando la sabana. El me respondió que se quería quedar y que no lo haría más. Salimos de esa situación incómoda y nos dispusimos a retomar el sueño.

 

Yo me quedé pensando sobre lo sucedido e instintivamente llevé mis dedos por debajo de la tanga y muy cuidadosamente comencé a tocar mi clítoris pensando que Juan dormía ya que lo sentí muy quieto y no se movía. Por primera vez me estaba haciendo una paja pensando en la verga de mi propio hijo y dejé de masturbarme porque sabía que si me corría iba a gemir y Juan se daría cuenta. Y de repente siento que el bulto de Juan se me apoya en el trasero. Al principio creí que había sido un movimiento involuntario pero notaba que él estaba ejerciendo más presión sobre mi culo.

 

Yo me resistía a seguir pero el instinto morboso y la carencia de sexo me vencieron y mis hormonas empezaron a fluir como agua hirviendo, entonces le seguí el juego y en medio de la oscuridad de la habitación mi culo empezó a refregar su rica pija y ambos sin emitir palabra alguna comenzamos un juego sexual que yo empecé a disfrutar. Mientras el refregaba su verga por mi culo se mecía suavemente y llevé mis dedos nuevamente al clítoris para masturbarme mientras Juan rozaba su sexo aumentando la velocidad de movimiento. Ahora si empecé a gemir, Mientras tenía una mano ocupada pasando mis dedos sobre los labios vaginales, con la otra y de espaldas a él , le tomé la pija con mi mano y la puse sobre la raja de mi culo por debajo de la tanga. Ahora era carne con carne, su cabeza gorda y caliente se deslizaba por mi raja mientras por primera vez me animé a decirle que no pare y que siga así.

 

En pocos minutos sentí como el esperma de juan mojaba la raja de mi culo y con esa misma leche me froté los labios hasta alcanzar un tremendo orgasmo mientras un gemido acompañado con un grito de placer inundó la habitación. No hubo penetración y yo necesitaba que una buena verga llenara mi vagina. Siempre en la oscuridad me saco el sostén y la tanga y nos ponemos de frente por primera vez, le tomé la cabeza con mis dos manos y le hice que chupara mis pezones hasta ponerlos bien duros; él no hablaba pero yo lo incentivaba gimiendo y pidiendo que los chupara y los mordiera  suavemente; el deseo fue tan incontrolable que me bajé a la altura de su pelvis , tomé la polla con mi mano y la comencé a chupar y recorrerla con la lengua desde sus testículos hasta su glande y logre ponerla como un garrote y debo confesar que siendo ducha en mamar una pija me costó ponerla en la boca y tragarla hasta el fondo debido a su tamaño.

 

Acto seguido levanto una pierna y apoyo mis muslos en su cadera mientras arrimo mi raja totalmente depilada a su polla que ya estaba como una estaca y con mi mano manipulo su verga pasándola por los labios de mi vagina iniciando una paja fenomenal, pero el deseo se apoderó de mí y dejé que su cabeza se deslizara dentro mío suavemente hasta que Juan terminó de meterme toda esa carne en mi cavidad. 

 

Fue muy placentero sentir semejante polla en mis entrañas y una vez al fondo mi cadera comenzó a moverse descontrolada mente mientras la polla de Juan entraba y salía de mi coño  dándome placer a mas no poder. Dale fuerte le pedía y Juan no hablaba pero embestía sin piedad. Luego para gozarla mejor me puse en 4 patas y el me ensartó tomándome de las caderas y del pelo.

 

No te corras aun le pedía a gritos y el solo decía “no mami, no mami”. Me dio sin asco mientras sus testículos rebotaban en mis nalgas y ya mi vagina bien dilatada permitía un desplazamiento cómodo de su polla dentro de mí sin sufrir por su tamaño, pero el morbo era tal que le pregunté…

 

— ¿te gustaría darme por el culo?, 

 

y fue entonces que siempre en posición “doggy style” me metí un dedo, luego dos y tres en el orificio de mi culo para dilatarlo mientras Juan me dio tiempo y se pasó adelante para que yo se la chupara mientras preparaba mi culo.

 

A esa altura de los acontecimientos ya no pensaba que era mi hijo, la calentura y el morbo me dominaron todo el tiempo. Una vez que logré introducirme tres dedos en el culo, Juan se pasó detrás y apoyó su cabeza dura como roca en el orificio de mi culito y suavemente me fue metiendo su polla abriéndolo como una flor mientras una explosión de dolor mezclado con placer me invadía el cuerpo tembloroso y no cesaba de gritar como una loca descontrolada. Su polla entraba y salía de mi culo hasta que pude disfrutar del anal de forma placentera con un culo bien dilatado, y después de varios minutos de entrarme por detrás me avisó de que se venía, y para ello saqué su polla de mi culo y me tire boca arriba, y él se arrodillado a mi lado y  descargó el esperma en mi boca que abrí bien grande para recibir su leche caliente.

 

Enseguida me tragué su esperma y comencé a limpiar con mi lengua todo vestigio de leche que quedó en su polla. 

Nos dormimos los dos desnudos, y hasta que amaneció el me despertó dos veces más para follarme por delante y por detrás.

 

Desde ese día ningún amante más traje a casa. Hoy tengo 35 años, Juan 19 y encontré en él mi amante secreto e ideal. Vivimos juntos, follamos casi todas las noches y cuido mi cuerpo y estética para que él encuentre en mi lo que otra chica de su edad le ofrecería. La naturaleza me dotó de un cuerpo privilegiado que Juan adora y rinde culto y yo siempre trato de estar a la altura de las circunstancias.

Voy con él al shopping y juntos elegimos la lencería que a Juan le gusta como luce en mi cuerpo, y también nos gusta comprar juguetes sexuales que aprendí a usarlos porque a Juan lo excita mucho. También nos filmamos y nos sacamos fotos desnudos y follando que luego miramos juntos y disfrutamos de nuestros propios videos porno.

Soy su puta y su madre al mismo tiempo y él adora esta relación donde no hay amor de pareja pero si un deseo sexual incontrolable por ambas partes, sin culpas y sin prejuicios.

 

Una vez escribiendo la primera experiencia me dio incentivo para detallar aún más nuestra relación secreta para mi familia y quienes nos conocen, amigos allegados, etc. Cubrir una relación de estas características no es sencillo, es como llevar una doble vida y hay que cuidar muchos detalles, gestos, actitudes etc. Luego de esa primera vez pactamos con Juan planificar una estrategia para no descubrir nuestra relación y que ello afecte nuestros trabajos u ocasione un conflicto familiar. Por mi parte yo tengo una amigo gay que es muy reservado y que solo yo y pocas personas conocen su condición y es un compañero de trabajo de mucha confianza. Convenimos ser novios para aparentar, a él y a mí nos resultaba beneficioso porque evitaba comentarios en nuestros entornos de trabajo y familiar. Héctor, mi amigo gay, es hijo de una familia muy conservadora y le tiene terror a su padre, un ogro machista que sería capaz de desheredar a su hijo por ser gay. Fue entonces que yo comenzara a frecuentar la casa de Héctor como su novia oficial para ayudar a crear fama de machito delante de su familia. Por parte de mi hijo se hizo una jugada casi idéntica, Mónica, una amiga íntima de Héctor, es una chica bisexual que era amante de una lesbiana mayor que ella, criada de la misma forma, y para tapar su condición de preferencias por las chicas, lo usaba a Juan como su noviecito. Decía un cómico de la TV, “para hacerlo, hagámoslo bien”, y fue entonces que nos mostrábamos en sociedad y en familia como parejas ideales, la mamá joven con su novio y su hijo con su respectiva noviecita. Una vez que nuestra relación estaba cubierta fue fácil para nosotros equilibrar nuestras vidas. Lo nuestro giraba en torno a 4 paredes y nadie estaba enterado. Hasta que un día después de una cena “familiar” en mi casa con Héctor y Mónica, más unos tíos míos y los padres de Héctor como invitados hubo un quiebre que modificó de alguna manera el pacto inicial entre los 4. Cuando todos se fueron quedamos mi hijo y Mónica junto a Héctor y yo hablando de bueyes perdidos y contentos que nuestros familiares se fueron satisfechos y sin levantar la más mínima sospecha.


Comenzamos a tomar alcohol y Héctor nos convidó con marihuana. Ese cóctel nos potenció y cada uno se soltó y empezamos a contar nuestras relaciones secretas y a disfrutar de los relatos que cada uno de nosotros había experimentado. En un momento entre risas y jolgorio Juan me da un beso de lengua delante de ellos y Héctor ni lerdo ni perezoso y medio drogados nos instigó a que siguiéramos. Mónica que estaba excitada observando mi escote y mis piernas medio abiertas, se llevó la mano por debajo de la tanga y mientras miraba como Juan me besaba empezó a masturbarse. A partir de allí los hechos se precipitaron de manera instintiva. Mientras Juan y yo nos besábamos apasionadamente sentados en uno de los sofás, Héctor le bajó la cremallera del pantalón a Juan y le sacó la pija fuera para comenzar a masturbarlo, situación a la que nadie se resistió. Acto seguido se arrima Mónica, ya sin su vestido con los pechos afuera y con la tanga puesta, se arrodilla delante de mí, me abre las piernas, me corre la tanga y comienza a lamer mi almeja. 

 

El cuadro era de descontrol, mientras Mónica me hacía gozar lamiendo mi coño, Héctor le chupaba la pija a mi hijo, y a su vez Juan y yo no parábamos de besarnos apasionadamente. Propuse seguir esto en la cama y todos fuimos a la habitación completamente desnudos. Yo me tiré boca arriba, Mónica de cuclillas apoyó su coño en mi boca mientras yo le introducía mi lengua, a su vez Héctor lamía mi almeja y Juan lo penetraba por el culo. La escena era de un alto voltaje y desenfreno, por momentos yo me ocupaba de Mónica y ella de mí y rotábamos de mil formas en un carrusel de sexo desenfrenado, Juan penetró a Mónica, tanto por el culo como por su vagina estrecha, me penetró a mí, y Héctor apenas tuvo una erección que aproveché al máximo para chupar su pija fláccida, que a pesar de ser gay accedió a que la pueda mamar. 

 

Todas las variantes salieron esa noche en una orgía de marihuana, alcohol y sexo. Todos me preguntarán el final, por supuesto que hubo un final a la altura de las circunstancias. Juan me vació dentro del culo estando yo en 4 patas mientras Mónica debajo me chupaba el coño, y ella se había puesto un arnés con un gran dildo sobre el cual Héctor se sentó mientras se pajeaba. Todos gozando al mismo tiempo y apenas Juan me descargó su semen dentro del culo, la lengua de Mónica me hizo estallar en un orgasmo intenso, a su vez ella misma estaba viniéndose a través de mis dedos que le frotaban su almeja, el último en escupir leche de su verga fue Héctor que tenía metido 20 centímetros del arnés de Mónica en su culo. Como corolario Mónica lamió la leche que salía de mi culo y con su experimentada lengua me dejó la zona limpia de semen, todo en secuencia, yo a su vez le lamía vestigios de semen sobre la verga de mi hijo y Héctor se lamía su propio semen que le chorreaba por el tronco de su pija. 

 

Esa noche dormimos todos desnudos en la misma cama hasta la mañana siguiente que cada uno empezó su rutina y no hubo una segunda vuelta, excepto que mientras nos duchábamos juntos en la bañera Juan me dio una buena cogida por detrás, porque a él le encanta darme por el culo y dejármelo abierto. Hay un detalle que no conté, como no uso anticonceptivos él siempre me vacía por el culo y a mí me encanta.


Esa situación no se volvió a dar , fue un desliz en nuestra relación de conveniencia producto de la droga y el alcohol y nuestras vidas siguieron como siempre, puertas adentro follando siempre con mi hijo mientras que para nuestras familias Mónica era la novia de Juan y yo la novia de Héctor.

 

Ustedes pensaran que soy una degenerada o estaré enferma, yo solo les puedo decir que mi relación no es enfermiza sino que se trata de puramente atracción sexual teñida de una dosis natural de morbo instalada en nuestras personalidades. No estoy enamorada de mi hijo ni nada parecido, que eso quede muy claro para despejar dudas.
Como dije anteriormente, tanto mi hijo como yo habíamos convenido, él con Mónica, y yo con Héctor, ambos amigos nuestros, inventar una relación de mutua conveniencia para despejar sospechas en nuestro entorno.

 


Nuestra relación fue madurando poco a poco, es decir que los pocos prejuicios se fueron despejando a medida que íbamos avanzando en el tiempo. Hoy por hoy se puede decir que somos una pareja estable que se entiende a la perfección y que permanentemente buscan variantes para no caer en la rutina. Si bien tuvimos una orgía sexual con nuestras parejas por conveniencia, esa fue una situación excepcional en el camino de nuestra relación. Por casi un año mi hijo y yo se puede decir que fuimos fieles y que jamás necesitamos estar en la cama con alguien más hasta que nos fuimos de vacaciones los dos a Brasil a disfrutar del sol y las aguas cálidas. Pensamos que allí si podríamos dar rienda suelta a no prestar cuidado si nos veían abrazados por la calle o besándonos en público, en Brasil podríamos ser Juan y Patricia una pareja como cualquier otra más en la multitud. Si bien Juan tenía 20 años y yo 36 cuando hicimos ese viaje, el rostro que la naturaleza me proveyó y el cuerpo bien trabajado que tengo, disimulan bastante nuestra diferencia de edad. Me compré una micro-bikini para lucir en las playas donde los lindos cuerpos femeninos abundan y Juan una zunga que marcaba lo bien dotado que está mi hijo. Íbamos a bailar, a cenar y en la playa estábamos como cualquier pareja normal lejos de las miradas indiscretas que pudiésemos tener en nuestra ciudad de miedo a que alguien nos descubra.


Una tarde en la playa Juan y yo mirábamos las distintas escenas que se producían a nuestro alrededor y vimos una en particular que nos llamó la atención y a ambos nos despertó el morbo. Cuando alguien está inmersa en una relación como la nuestra adquiere un sexto sentido para vislumbrar entre la gente a personas que quizás están en nuestra misma situación o parecida, y esta teoría la pudimos validar con Juan por los que nos pasó en Brasil y que voy a relatarles.


Muy cerca nuestro había una pareja muy despareja, si bien no demostraban caricias públicas pero era llamativa sus miradas y gestos que pasaban por desapercibidos por el resto. Él era un hombre de contextura atlética pero con más de 50 años y la chica tenía la edad de Juan o quizás más chica, ambos mulatos de piel cobriza y la chica con un cuerpo de 1 a 10 lo calificarían como 15. Juan no pudo disimular su interés en la chica, y antes que él me diga algo yo le pregunté si se sentía atraído por ella para lo cual me dijo vergonzosamente que sí. Yo le dije que no sintiera culpas y que entendería que lo nuestro quizás algún día se corte por cosas de la vida y tendríamos que prepararnos para ello sin que afecte nuestra relación madre-hijo. Juan tomó mi mentón con sus manos y acercó mi cara hacia él para entregarme un dulce y húmedo beso de lengua. Allí entendí que yo, su propia madre, jamás dejaría de ser para él un precioso objeto de placer por mucho tiempo más. 

 

Este hombre y la chica estaban jugando con una bola de vóley y Juan y yo que estábamos cerca le solicitamos en un portugués improvisado si podíamos unirnos al juego. Ellos accedieron, y por suerte ambos manejaban mejor el español que nosotros el portugués, y nos divertimos un rato intercambiando risas y palabras sueltas. Nos invitaron a entrar al mar y allí nos contaron que eran padre e hija y que la chica vivía con él después de separarse con su madre. En el fondo yo percibía que había allí en esa relación padre e hija una cuestión adicional, quizás mi experiencia con Juan me dotó de cierto don para captar relaciones prohibidas, y sospechaba sin temor a equivocarme que Edson, así se llamaba el padre, tenía con Isaura su hija una relación oculta. A medida que íbamos comunicándonos con ellos y viéndolos de cerca pude detectar ciertas similitudes con las miradas entre Juan y yo. Estuvimos compartiendo charla extensa en la playa los 4, y nuestros nuevos amigos resultaron ser muy agradables. En un momento de la conversación Edson notó que había una diferencia de mi edad con Juan y me preguntó si éramos pareja, novios o algo así. Y allí yo me jugué a decirle que Juan era mi hijo. Instantáneamente Edson e Isaura se cruzaron la mirada y quedaron como tildados. Al principio creí que habían observado antes de entrar en contacto algunos arrumacos entre Juan y yo, pero Edson no realizó ningún gesto de rechazo, al contrario se vio sorprendido, aclaró él, porque en realidad no se notaba tanta diferencia de edad entre nosotros. Seguimos charlando un rato más y antes de irse Edson nos deja su tarjeta y nos invita a cenar en un restaurant a la noche.


Cuando llegamos al hotel le dije a Juan que Edson e Isaura tenían como nosotros una relación que ocultaban para lo cual mi hijo me dijo que yo estaba equivocada, no obstante iba a estar más atento. Para esa eventualidad me vestí muy sexy, yo diría como una prostituta más que como una madre ,mostrando todas mis dotes del cuerpo. Juan se sorprendió y me dijo que jamás me había visto así tan audaz para salir a la calle, pero yo tenía un presentimiento y planes que no compartí con Juan porque no sabía cómo iba a reaccionar.


Llegamos puntualmente y ya sentados en una mesa Edson e Isaura levantaron sus manos para llamarnos. Isaura no desentonaba para nada con mi estilo, la chica estaba con un top que apenas tapaban sus pezones y una minifalda que al caminar casi mostraba su cola, una imagen de puta total. Comimos y bebimos mucho en una sobremesa divertida donde los 4 platicamos de todo. En un momento noté que Isaura disimuladamente deslizó su mano por debajo del mantel de la mesa y Edson instantáneamente cambió el rostro. Era claro que Isaura estaba tocando su bulto, y yo me hice la tonta como que no me di cuenta. Juan y yo estábamos sentados justo enfrente de ellos y fue que entonces hice lo mismo que la chica y sin disimulo empecé a tocar por debajo del mantel el bulto de Juan quien me miró sorprendido. Isaura muy perspicaz se dio cuenta y cruzó una mirada penetrante conmigo y ambas entendimos lo que pasaba. Al ratito Isaura pidió levantarse de la mesa para ir al baño y me di cuenta que le hizo un gesto a su padre quien a los pocos segundos se levantó de la mesa por el mismo motivo. 

Mientras tanto le conté a Juan lo sucedido y yo le propuse de seguirles el juego para ver hasta donde llegaríamos y juan me preguntó…


-¿Qué hacemos si nos proponen algo más?
-¿Te gusta ella, te atrae hijo?- le repregunté
-Si mamá, no te enojes pero ella me la pone dura con solo mirarla-
-Entonces Juan ¿estas dispuesto a esta infidelidad consentida en caso que se dé la oportunidad?


El asintió y esperamos a Edson e Isaura que tardaban en regresar. Cuando llegaron a la mesa nuevamente, Edson nos propuso si queríamos ir a su casa a seguir tomando para lo cual le dijimos que sí. Entendí que la chica y Edson tenían planes para Juan y yo. Llegamos a una hermosa casa en un barrio privado de Río de Janeiro y nos sentamos los 4 a tomar alcohol a la orilla de una piscina iluminada a la luz de la luna…


-¿Vamos a tirarnos?- propuso Isaura


Y en una actitud impensada para mí y para Juan la chica se saca sus prendas con total desparpajo casi al lado nuestro y se pone totalmente desnuda zambulléndose a la piscina. Nos miramos todos y salió una risa cómplice que invitaba a seguir a la precoz Isaura que demostró ser la más zafada de todos. Juan, yo y Edson nos desnudamos y seguimos a la chica. Ya todos dentro de la piscina con mucho alcohol previo y entre risas, Isaura se acercó a su padre se colgó del cuello con sus brazos y le cruzó las piernas por la cintura fundiéndose en un beso de lengua, ambos mirándonos por el rabillo de sus ojos, guiñándonos de forma cómplice. Yo sin pensarlo seguí a Edson e hice lo mismo con Juan. Ambas parejas estábamos a centímetros de distancia… Isaura salió del agua y se sentó a la orilla de la pileta mientras Edson le abrió las piernas y comenzó a lamerle el coño a su hija, situación que repetí con Juan y aprovechando la cercanía estiré mi cuello para besar a Isaura en la boca cuyo cuerpo moreno y mojado brillaba a la luz de la luna como una diosa de ébano. 

Acto seguido intercambiamos el lugar y Juan le lamía el coño a Isaura mientras Edson me lo hacía a mí. No tardaron en mezclarse los gemidos de Isaura y los míos, ambas estábamos gozando una lamida formidable arqueando nuestros cuerpos y tocándonos las tetas. Luego Edson y Juan se sentaron al borde de la piscina y yo con Isaura paradas en la piscina le empezamos a chupar la verga cambiando posición constantemente. Isaura a pesar de sus 18 años sabía meterse la enorme verga de Juan hasta los testículos, sin dudas la mocosa hacía tiempo lo venía practicando con su padre que como Juan estaba muy bien dotado.

 

Después de practicar sexo oral, salimos del agua y fuimos a una cama de dos plazas y media donde los cuatro practicamos sexo a mansalva. Por momentos Juan follaba a Isaura, Edson a mí, Isaura recibía verga por delante y por detrás al mismo tiempo mientras lamía mi coño, luego invertíamos los roles, en un círculo vicioso de sexo y lujuria. Fue impresionante ver a esa muchacha con apenas 18 años follar y manipular dos vergas que harían temblar a la prostituta más avezada, y fue sorprendente también darme cuenta que perdí la cuenta de los orgasmos de Isaura; su Juventud y la etnia mestiza mostraron la mística sexual de la raza negra, igualmente su padre el moreno Edson me dejó el orificio del culo abierto como una flor debido al grosor de su verga morena. 

Hubo un momento que deseo destacar y fue cuando Juan y yo vimos a padre e hija follar a nuestro lado observando sus rostros cargados de lujuria y pasión tal cual como nosotros, el deseo de ambos se traslucía en cada acto, en casa gesto, fue vernos a Juan y a mi reflejados en ambos. 

La chica era una verdadera maquina sexual que a gritos demandaba una pija dentro suyo casi permanentemente y Juan con sus veinte años y 5 eyaculaciones esa noche creo que no satisfizo a la chica totalmente.

 

Terminamos extenuados todos, empachados de sexo, el cuerpo de Isaura y el mío con vestigios de semen de ambos hombres pegados en distintas partes del cuerpo y el rostro. Así terminamos esa cabalgata incestuosa en Brasil con nuevos amigos y nuevas experiencias. Nos quedamos desnudos en la cama todos juntos contándonos como llegamos a ser amantes padre e hija en el caso de ellos dos y madre e hijo con nuestra propia historia.

 

 

abril2023womanpenelope.es