aprende con penelope

Woman Penelope 

experiencias basadas en hechos reales

el destino es solo una justificacion, construimos nuestra vida con nuestras propias decisiones

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fuimos a la sierra a ver la nieve

 

 Había nevado mucho en la sierra de Madrid. Mark organizó una salida para ver la nieve, comeríamos por algún restaurante que nos encontráramos y por la tarde noche regresaríamos a la ciudad. 

Salimos sobre las doce de la mañana, hacia mucho frío, me vestí con pantalones vaqueros, jersey de lana de cuello alto blanco, bufanda, botas con borreguito por dentro y chaqueta tres cuartos polar de color azul oscuro. Iba bien preparada para no pasar frío. Marc también iba bien equipado para donde nos dirigíamos. 


Por el camino hablábamos del paisaje y lo que nos podíamos encontrar, ya llegando a un puerto de montaña, estaba la policia indicando a todos los vehículos a poner las cadenas a los coches, páramos en el arcén de la carretera y Mark bajo para colocarlas.

Continuamos nuestro camino, eran cerca de las tres de la tarde cuando encontramos un restaurante abarrotado de coches. Aparcamos en el parking y entramos para comer algo. Tuvimos suerte por la hora estaba saliendo gente y rápido el camarero nos preparó una mesa junto a la ventana por la que se divisaba el paisaje invernal, cerca teníamos una gran chimenea que invitaba a quedarse. 


Pedimos una sopa castellana que estaba deliciosa y después carne asada a la parrilla de leña, acompañado de un vino tinto de Rioja exquisito. 

Después de la comida tomamos café y un licor de limón junto a la lumbre de la chimenea, se estaba tan bien en aquel lugar pero debíamos marcharnos, pronto iba anochecer. 


Salimos del restaurante y fuimos a dar un paseo por aquel entorno rodeados de nieve. Ya de vuelta Mark arrancó el coche y puso la calefacción bien alta, música ambiental y tranquilamente regresábamos a la ciudad. 


De pronto vi que Mark se tocaba la entrepierna, se desabrochó el cinturón del pantalón y bajo la cremallera.

Saco la polla y sin parar de conducir agarro mi cabeza y la bajo para que me la comiera. Estaba erecta y sin decir una sola palabra me la metí en la boca, la saboreé y chupe con rapidez, oía que me susurraba diciendo “ chupa cariño, es toda tuya”, yo seguí chupando, baje el ritmo pero sin parar de metérmela y sacarla.


Mis labios se empezaron a hinchar del roce y aceleré, el cada vez más excitado me empujaba la cabeza para que me la metiera más. Me la trague hasta rozar la garganta, en ese momento gimió diciendo que se corria.

Levanté la cabeza y su semen salpicó mi cara.

Cogí unas toallitas de la guantera del coche y me limpié para después limpiarle a él la polla. 


Siguió conduciendo de regreso mientras le iba hablando de lo cachonda que me había puesto, mi coño húmedo quería guerra. La conversación por el camino siguió por el mismo tercio, baje la cremallera de mi pantalón y metí mi mano. Me iba tocando el coño a la vez que detallaba lo que sentía y excitada que estaba, el me miraba de reojo y su polla volvió a crecer.


Estábamos cerca, me limpié de nuevo con las toallitas y llegamos al parking del edificio, subimos a su casa y nos quitamos la ropa a toda prisa dejándola caer por el camino, nos quedamos desnudos allí mismo, sobre la mesa del salón me tumbé, me abrí de piernas y metió su polla en mi vagina de una sola vez.


Uff que placer, se me nubló la vista al sentir el cosquilleo que provocaba en mi coño su polla. Estábamos muy cachondos, con los dedos de la mano me estimulé el clitoris para acelerar el momento, lo necesitaba, estaba deseosa de correrme y rápidamente llegó el climax fue como una explosión dentro de mi.

Dos empujones más y Mark se corrió dentro de mi. Quedamos extenuados, el tumbado sobre mi. 


Pasaron un par de minutos, cuando recobramos el aliento fuimos a darnos una ducha, después nos pusimos el pijama y preparamos unas palomitas en el microondas, cogimos dos cervezas del frigorífico y nos sentamos en el sofá frente al televisor.

 

 

febrero2024@womanpenelope.es